El Rey Carlos III utilizó su mensaje anual de Pascua para resaltar la naturaleza dual de la humanidad, reconociendo tanto su capacidad para la crueldad como su potencial para la gran bondad. Hablando antes del servicio del Jueves Santo en la Catedral de Durham, el Rey enfatizó la importancia perdurable de la fe, la esperanza y especialmente el amor, que describió como una virtud compartida entre religiones. Rindió homenaje a los trabajadores humanitarios que arriesgan sus vidas en zonas de conflicto y llamó la atención sobre el sufrimiento causado por la guerra. El mensaje del Rey abogó por la unidad y la compasión, instando a las personas a abrazar el amor como una fuerza más poderosa que la muerte. El discurso se produce mientras el Rey y la Reina Camilla participan en eventos tradicionales de Pascua, incluida la distribución de dinero del Jueves Santo a invitados honorables.
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